Ahora voy a compartir la siguiente parte de mi historia. Si no has leído la primera parte, haz click aquí para leerla. Nos habíamos quedado en el día que conocí a los futuros padres y la conexión fue instantánea. Ahora vamos a lo que pasó después….
Es gracioso lo nerviosa que te pones una vez que has sido emparejada con unos futuros padres. ¿Cuándo se van a crear los embriones? ¿Cuándo seré aceptada médicamente? ¿Cuándo tengo que firmar el contrato? ¿Cuándo empiezo las sesiones de grupo con la Dra. Rad y el resto de gestantes del Programa? ¿Empiezo a comunicarme ya con los futuros padres o espero? ¿Y sobre qué les escribo?
Después de recibir el email de “enhorabuena por tu emparejamiento” dudé un poco en contactar. Me sentía como en ese momento en que no sabes quién debe iniciar el contacto. Escribí y reescribí my email varias veces, decidiendo finalmente hacer un email donde escribí todo lo que quería expresar. Lo emocionada que estaba, un poco sobre las novedades en mi familia desde la última vez que habíamos hablado, varias maneras en las que podíamos mantener el contacto.
Cuando respondieron, me parecieron más reservados en su respuesta que cuando nos conocimos por primera vez. Reflexioné un poco sobre ello y pensé que quizá les habría abrumado un poco con mi desbordante entusiasmo, así que lo comenté con mi agencia. A estas alturas eran ya más familia que agencia así que me sentí muy agusto expresando mi inquietud sobre esto. Ellas me ayudaron a trabajar esto y a reconocer las reticencias desde el punto de vista de los futuros padres. ¿Qué pasaría si ellos congeniaban muy bien conmigo y luego yo no era aceptada médicamente en el Programa? Mientras que yo me sentía muy optimista sobre el proceso, ellos ya habían experimentado pérdidas que les habían hecho más cautelosos. Y saber esto me ayudó a darme cuenta de que no es que se sentían sobrepasados por mi personalidad tan entusiasta, sino que tenían miedo de que su sueño de ser padres volviera a no convertirse en realidad. Lo que vas a leer en los siguientes capítulos es cómo no solamente se creó una amistad ¡¡sino también una relación como de familia!!
Mark, mi marido, y yo, fuimos aceptados médicamente para el Programa por la Doctora Friedman de la clínica SDFC y nos sentimos fenomenal con ella y con su personal. Pronto el contrato estaba hecho y comencé a asistir a las reuniones de grupo. Fue increíble para mí ver la diversidad de mujeres que había y me encantó escuchar cada una de sus historias.
Entonces llegó finalmente el día que tanto estábamos esperando. Mark y Shannon, la persona que gestionaba mi caso en BFI, me acompañaron. No es broma cuando digo que hice TODAS Y CADA UNA de las supersticiones con las que me crucé, ¡no iba a permitir que no funcionara! Comí piña fresca, bebí zumo de granada, practiqué yoga para la fertilidad durante la semana antes de la transferencia e incluso enterré un penique en mi jardín. Me puse la camiseta “de la suerte para la transferencia” que me había hecho una amiga del grupo de madres y me añadieron a todas las listas de personas por las que rezar en todas las iglesias a la que mis amigos asisten. No voy a deciros que todas esas supersticiones funcionaron, pero (alerta de spoiler) no diré que no funcionaron. Como no pudimos contactar con los futuros padres durante la transferencia, Mark hizo muchas fotos y videos y se los envié tan pronto como volví del hotel donde hice reposo.
El test de embarazo fue unos 12 días después. ¡Para mí fue como un año! Pensé hacer un test de embarazo en casa, pero finalmente, decidí esperar y averiguarlo a la misma vez que los futuros padres. Estábamos en esto junto. Pero, luego, la noche antes empecé a sentirme ansiosa. Sentí que tenía que estar fuerte para la pareja en caso de que el resultado no fuera el que estábamos esperando. Soy persona de reaccionar, así que la mejor manera de estar preparada para la situación era prepararme con antelación. Me rendí e hice un test de embarazo casero. Fue casi imposible controlar el no llamar a los futuros padres una vez que comprobé que la segunda línea rosa aparecía, pero sabía que era mejor dejar que la clínica hiciera su prueba y darle a la pareja hechos tangibles.
Me hice la analítica en la primera cita disponible en la clínica. Yo ya sabía que SDFC enviarían los resultados por email en algún momento por la tarde. Tan pronto como ví el email, comencé a llorar. Estaba sobrepasada por un sentimiento de gratitud. No pude resistirme a contactar a la pareja y les envié un WhatsApp diciendo “¡Felicidades! No sé si habréis visto ya el email, pero ¡¡¡estáis esperando un bebé!!! ¡Estoy muy feliz por vosotros! Desde ese momento en adelante traté de mantener un tono muy positivo en nuestros mensajes, mi esperanza era que esto les iba a traer la paz y seguridad que necesitaban.