Me olvidé mencionar que tuve una pequeña complicación que no me permitió visitar a nadie la noche después del parto. Pero, al día siguiente, lo primero que hicieron mi pareja y su nuevo bebé es venir a verme con una visita que duró todo el día y pudimos celebramos la feliz llegada del bebé al mundo.¡Este día definitivamente está en mi lista de «mejores días» de mi vida!
Al día siguiente es cuando nos despedimos, al menos por ahora. Me dieron de alta del hospital. ¡Cuando entré a su habitación, vi al bebé y llevaba puesto el trajecito familiar! ¡El que habían usado su madre y su tía cuando nacieron! Es un recuerdo que a menudo me viene a la mente y me hace sonreír.
Estaba bastante agotada, lo cual era normal después de la pérdida de sangre que sufrí durante el parto. Cuando llegué a casa, que está a pocos minutos del hospital ya que vivimos muy cerca, me quedé dormida. Me desperté con mi familia a mi alrededor que querían asegurarse que había descansado y estaba recuperándome. ¡Qué gran diferencia respecto a cuando nacieron nuestros hijos, toda la atención principal era para mí! ¡¡Fue agradable!!
Me ofrecí a extraerme leche materna y mi pareja aceptó encantada. Nunca se sabe si se tiene la suficiente leche, y ya si me conocéis un poco sabréis que era algo que me preocupaba. ¡Pero tuvimos mucha suerte! No sólo tenía cantidad suficiente, sino que al despertarme por la noche para succionarla y mantener un buen horario de succión, pude proporcionar leche para el bebé durante todo el mes previo a que se marcharan de vuelta a casa.
Mi marido y yo estábamos muy agradecidos de que nuestra pareja alquilara un Airbnb cerca de nuestra casa. Pudimos visitarlos cada pocos días mientras estuvieron aquí. Fue realmente durante este tiempo cuando consolidamos más nuestro vínculo. Nos convertimos en tía y tío honorarios del bebé y de igual forma ellos también desempeñaron el mismo rol con nuestros hijos. Recuerdo las tardes que pasamos con ellos y mientras la mamá del bebé y yo estábamos hablando sobre la pequeña, el papá llevó a mis hijos al patio trasero para explorar y divertirse. Todavía hablamos de que ese verano fue uno de los mejores momentos con ellos.
Cerca del final de su estancia, pudimos organizar una barbacoa donde nuestros familiares pudieron conocer a la nueva familia. Creo que hasta ese momento no entendían realmente por qué hice lo que hice. Pero conocer a mi pareja y verlos con su bebé fue muy importante para mis padres especialmente. Definitivamente pude ver el momento en que la magnitud de la situación hizo reaccionar a mi madre. Aunque siempre ha sido una gran defensora de sus hijos, no puedo pensar en otra ocasión en la que estuviera más orgullosa de mí. Ver a una pareja convertirse en una familia y saber que tienes una pequeña parte de ella, es realmente incomparable. Creo que para mis padres, ver a su hija ser parte de eso y saber que todas las veces que me cuidaron o ayudaron en mi vida fueron pasos para hacer realidad este sueño, fue realmente increíble.
El último día antes de que mi pareja se fuera a casa fue agridulce. Me sentí abrumada por la emoción cuando presentaran a su hija a sus amigos y familiares. Sabía que los abuelos maternos y la abuela paterna los estaban esperando en el aeropuerto y no podía esperar para saber cómo reaccionaron al conocer al bebé. Por otro lado, nosotros como familia estábamos tristes ya que no podríamos verlos todas las semanas. Nos habíamos acostumbrado a comer juntos y realmente nos habíamos unido a nivel personal con ellos. La palabra vínculo es demasiado pequeña para expresar adecuadamente el nivel de nuestra relación. Me sentí tan cerca de ellos como de mi propia familia. ¿Cómo describir adecuadamente ese vínculo?
Nos paramos en la entrada de mi casa abrazándonos y llorando y prometimos mantenernos en contacto. Mi traviesa hija, entonces de dos años y medio, logró aligerar el estado de ánimo. Cuando el papá fue a poner a la niña en la sillita del coche para irse, ¡no estaba vacía! ¡Mi hija había atado una muñeca en su lugar! Nos entró la risa. Cuando se marcharon, me imaginé que así debe ser como se siente una madre cuando su hijo se va a la universidad por primera vez. Una combinación de alegría, tristeza, gratitud y orgullo. Sabía en mi corazón que sin importar la distancia entre nosotros, todos estábamos unidos para toda la vida.
Esta es mi quinta entrega en mi historia de reflexión sobre mi subrogación. ¡Estén atentos para la próxima y última entrega!