Todo el mundo recuerda cuando la COVID llegó a Estados Unidos. A principios de 2020, llegó a la costa este y rápidamente se dirigió hacia el oeste. Antes de que supiéramos lo que estaba pasando, los aeropuertos cerraron en todo el mundo. ¡Imaginaos que cientos de bebés iban a nacer y no había manera de que sus padres llegaran aquí!
Las dos primeras semanas, todo era muy sombrío ya que no había respuestas a nuestras muchas preguntas y preocupaciones. Pero entonces, algo sorprendente sucedió. Los profesionales de la gestación subrogada se unieron para apoyarse mutuamente. Los abogados trabajaron con el gobierno federal para que reconocieran la necesidad de unir a estos nuevos padres con sus hijos. Lo que inicialmente tomó 3 meses se redujo a sólo unas semanas antes de que la familia pudiera estar toda junta. Los proveedores de cuidado infantil se ofrecieron para ayudar a cuidar a estos bebés mientras sus padres trabajaban diligentemente para llegar aquí. Fue hermoso ver tanta buena voluntad entre las agencias y los profesionales.
Por supuesto, una cosa que cambió radicalmente fue no poder compartir las citas diarias y los partos. Los más afectados fueron los que dieron a luz entre finales de marzo y mayo. Los hospitales aplicaron severos procedimientos de cierre que hasta en muchas ocasiones la gestante tuvo que dar a luz sola. Y en muchos casos durante ese tiempo, los nuevos padres y las gestantes no podían verse en el hospital debido al distanciamiento social. Nunca he estado más agradecida por la tecnología que este año. Entre Zoom, Whatsapp, Facetime y un sinfín de otras aplicaciones, nadie estaba realmente solo. Algo que nunca antes habíamos experimentado fue estar presente en el nacimiento por teléfono. Pudimos escuchar el primer llanto del bebé y todos los gritos de alegría.
Trabajar y vivir en una pandemia te enseña muchas cosas. Tener que reajustar constantemente tus planes es una lección de resistencia. Esperar a que se levante la cuarentena o aguantar hasta que puedas volver a comer en tu restaurante favorito, es una lección de paciencia. La tecnología ahora es clave para todas las edades, para que podamos mantener una conexión con nuestros amigos y familiares. Aunque todos en el mundo prefieren que la pandemia de COVID-19 no existiera, el caso es que hemos aprendido muchas lecciones valiosas..